Despertar religioso
Tasio Donamaria de Lezaga- Delegado de Catequesis - Diócesis de Vitoria-Gasteiz
0. LA HISTORIA DE UN CREYENTE
Nuestra fe es un proceso dinámico que se va desarrollando a lo largo de nuestra vida de creyentes. En un momento de nuestra existencia comenzó a construirse una relación despierta con Dios, que tomó la iniciativa de vincularnos, de religarnos a Él. Determinadas personas nos despertaron, nos ayudaron:
- a abrir los ojos para percibir la presencia amorosa de Dios en nuestra vida; - a abrir el corazón para acogerlo gozosamente.
1. ¿QUÉ ES EL "DESPERTAR RELIGIOSO"?
El despertar religioso es la primera experiencia de apertura a la trascendencia. Es la relación inicial con Dios y su mundo que el niño desarrolla en la primera etapa de su vida al descubrirse a sí mismo, a quienes le aman y al mundo que le rodea. El despertar religioso pretende desentrañar en el niño la disposición natural de abrirse a la trascendencia y establecer relación con Dios. Este amanecer religioso del niño se sustenta en el compartir con sus padres una experiencia de la vida que se fundamenta en Dios y se apoya en Él con confianza.
2. DESPERTAR ACTITUDES
El niño nace con todas sus capacidades y aptitudes, pero es preciso despertarlas y desarrollarlas plena y armónicamente. Ésa es la tarea de la educación. En los primeros años es posible despertar esas facultades; alrededor de los 2-3 años los padres pueden ayudarles a tener sus propias experiencias. Despertar la sensibilidad hace posible tener experiencias; a su vez, las experiencias ensanchan la sensibilidad. La labor educativa ayuda al niño a descubrir el sentido de esas experiencias. Ese descubrimiento no se realiza por vía de razonamiento, sino por una comunicación implícita de sentido que los niños perciben en las personas que les quieren, en especial sus padres. A los 3-4 años se despierta en el niño el interés por lo religioso. Es el momento en el que Dios pasa a ser alguien con quien los niños pueden tener relación real. En los niños hay que ir creando una sensibilidad religiosa fundamental que favorezca el nacimiento de la fe.
3. RELIGIOSIDAD Y FE
No hay fe sin la adhesión de todo el hombre al misterio de Dios que le sale al encuentro, se revela y autoentrega. La fe es don de Dios.
- El despertar religioso no produce la fe. Pero la fe se da en un contexto concreto de cada persona que ha desarrollado unas capacidades y aptitudes humanas que son la base de la fe. La fe necesita un soporte: la religiosidad, "el conjunto de ideas, sentimientos y actitudes que unen, vinculan, religan al hombre con lo transcendente.
- La religiosidad se educa formando los modos de pensar, los modos de querer y los modos de sentir de las personas concretas.
4. LA FAMILIA, EL MEJOR ESCENARIO PARA EL DESPERTAR RELIGIOSO
El despertar religioso se inscribe en el proceso de socialización por el cual el niño se hace persona y se integra en la sociedad. El principal agente y responsable del despertar religioso del niño es la familia cristiana; y, dentro de ella, los padres en el ejercicio de su paternidad plena. Los padres son símbolo revelador de Dios, de su presencia amorosa, de su ternura, de su paternidad. El niño percibe que Dios está presente en su propia vida, como lo está en la de sus padres, abuelos, hermanos…
4.1. La experiencia de confianza básica
La relación con Dios requiere unos cimientos previos. Es preciso hacer surgir en los niños una serie de sentimientos y actitudes positivos que generen en ellos la confianza básica en relación con la vida, con Dios y con los demás:
- La experiencia de la confianza humana propiciada por los padres que ofrecen amor, seguridad, protección, cuidados cariñosos.
- La experiencia de confianza de sus padres en Dios, en la que el niño percibe la realidad de un Dios bueno, cercano. Hace suya la experiencia de sus padres.
5. CÓMO LLEVAR A CABO EL DESPERTAR RELIGIOSO
No se trata de prever una catequesis sistemática y organizada en los primeros estadios de la educación de la fe; ésta se realiza más bien de forma espontánea dentro de un clima, de una atmósfera envolvente, donde la relación con Dios se vive y se expresa con naturalidad. La fe se contagia como por osmosis. La "afición a Dios" se traslada de padres a hijos sin forzar situaciones, de un modo fluido.
6. LAS OCASIONES QUE NOS BRINDA LA VIDA PARA EL DESPERTAR
Son muchas las oportunidades que brinda la vida diaria con sus acontecimientos para experimentar y demostrar la afición a Dios. Gran parte de esas experiencias y acontecimientos tienen lugar en el fluir de la vida de familia, dentro o fuera del hogar. Es importante que el niño descubra la dimensión religiosa de esas experiencias. De ahí que la catequesis del despertar sea fundamentalmente ocasional.
6.1. El contacto con la Naturaleza
Es importante mirar y admirar con los niños la creación. Hemos de utilizar los sentidos al acercarnos a la Naturaleza: tocar, palpar, oler, gustar la realidad y las realidades contribuyen a crear una simpatía de toda la persona con la creación y con el Creador. Acompañar con la expresión explícita de admiración y gratitud al Creador
6.2. Contemplación especialísima del ser humano
Ayudar a los niños a descubrir la grandeza de las personas, comenzando por la propia familia; a fijarse en la variedad de razas, pueblos y culturas, en la riqueza de las realizaciones humanas, en las diversas tareas, oficios y profesiones, en el arte...a repasar los diversos modos de ser persona, y subrayar la igualdad y dignidad de todas las personas y pueblos que tienen como Creador al mismo y único Dios. Los niños, si son conducidos y acompañados acertadamente, expresan con facilidad la alegría y el gozo por lo que es y hace el ser humano, al que Dios le ha confiado el cuidado y la responsabilidad sobre la tierra, la solidaridad con las demás personas.
6.3. La experiencia de vivir y crecer en familia
En la familia experimenta el niño la dedicación, cuidados, protección, la ternura, que son el mejor estímulo para una alta autoestima y para un crecimiento gozoso. Es en la familia donde Dios puede ser nombrado y experimentado como padre-madre, con el que nos relacionamos con naturalidad. Es el Dios con sabor a casa, a hogar, a familia. La experiencia del crecimiento es una de las más gozosas para los niños. En sus primeros años aprenden muchas cosas, adquieren habilidades.
6.4. Los sentidos desplegados
El mundo nos entra por los sentidos. Desde ellos nos acercamos a la realidad, la hacemos nuestra, la modelamos, la transformamos. Es importante el cultivo de la sensibilidad en el despertar religioso. Es preciso despertar los diversos sentidos como modo de impresión y de expresión de los niños. La sensibilidad humana y religiosa tiene mucho que ver con los sentidos corporales. La Buena Noticia se hace sonido, rostro, acariciar, emocionarse. Jesús se acerca con ternura a las personas. Una bella tarea educativo-religiosa es aprender y enseñar a ver, contemplar, escuchar, "afinar el oído", gustar la realidad, sentir el aroma profundo de la vida.
6.5. Festejar y celebrar
La dimensión celebrativa y festiva es necesaria en la experiencia y en la expresión de la fe. La fiesta nos hace romper los ritmos normales y nos introduce en otra dimensión de la vida; nos pone en relación gratificante con la familia, los amigos, los vecinos, la comunidad que comparte nuestra fe. La fiesta nos recrea. Existen fiestas religiosas que nos conceden oportunidades muy especiales para descubrir y expresar el sentido celebrativo: Navidad, Pascua, la fiesta de algún santo,
6.6. La importancia de la narración
Nos adentramos fácilmente en el mundo que nos presenta la narración; nos identificamos con sus personajes. La Biblia es una larga narración que nos cuenta la vida de Dios y la de los que han entrado en contacto con Dios. A los niños les encantan los cuentos. Es un medio maravilloso para introducirles en el mundo de los valores: de la verdad, del esfuerzo, de la colaboración, de la paz.
6.7. Narrar la historia de la salvación
Hemos de introducir a los niños en la historia de la salvación. Es necesario que los niños distingan un cuento de una narración bíblica. Hemos de tener tacto a la hora de escoger las narraciones bíblicas. Poco a poco irán familiarizándose con algunos grandes personajes de la Biblia. Puesto que la narración no es un entretenimiento, conviene que los niños puedan expresar lo que han oído mediante un dibujo, un diálogo, una canción, una dramatización, una oración.
7. FASES DEL DESPERTAR RELIGIOSO
Primera fase (de 0-4 años): En esta fase del desarrollo motor y sensorial tienen importancia decisiva la referencia materna y el entorno familiar: las experiencias de protección, seguridad y amor de los padres y de otros miembros de la familia, particularmente de los abuelos. Es importante que el niño perciba en ellos expresiones y gestos religiosos en un marco de naturalidad; que escuche el nombre de Dios con respeto y amor, y que contemple en el hogar signos o imágenes religiosas. Los niños sólo se relacionan con Dios de la mano de los mayores.
Segunda fase (de 4-6 años): El niño posee ya cierta capacidad de comunicación y de socialización. Experimentan gran curiosidad, que se manifiesta de forma progresiva en diálogos y preguntas. Viven gozosamente su experiencia de crecimiento y de adquisición de habilidades, y desarrollan una intensa actividad. Saben observar, asociar, reflexionar y formular explicaciones, elaborar ciertas relaciones. Los niños de esta edad se interesan por narraciones y gestos religiosos; pueden ser iniciados en la oración. Empiezan a abrirse a lo trascendente, si bien, lo confunden con lo imaginario. Al final de esta fase podrán comenzar a acercarse a la vida litúrgica en compañía de sus padres y dar los primeros pasos en la catequesis de la comunidad cristiana. En esta etapa es esencial ayudarles a configurar el sentido de Dios y orientar sus primeros sentimientos y sus intuiciones básicas hacia la figura paternal y acogedora de Dios. Aunque no tienen aún capacidad de transcendencia o abstracción, sí son capaces de entender la existencia de Alguien a quien no ven, pero que es bueno y les quiere. Los adultos continúan teniendo suma importancia en el sentido de Dios que el niño va adquiriendo; descubre a Dios de modo similar a como aprende a conocer a sus padres y demás miembros del hogar cuando éstos no están presentes. No los ve, pero en su mente viven sus imágenes.
8. ¿Y SI SE NOS DUERME EL DESPERTADOR...?
La familia es el marco natural para el despertar religioso de los niños. Es difícil que de familias dormidas surjan niños despiertos. Es preciso despertar al despertador.
8.1. La comunidad cristiana en acción
Ha de ser tarea prioritaria en la programación de nuestra pastoral la atención a la familia, a sus padres, a la primera presentación de la Buena Noticia, en muchos casos, y a su renovación, en otros. La pastoral familiar cobra especial importancia.
Para la pastoral familiar se requieren agentes. Familias cristianas, estables, creyentes, con inserción en la comunidad cristiana, serán los agentes indicados para acompañar e iluminar a otras familias.
- La comunidad cristiana ha de trabajar la dimensión humana de los esposos y de la familia, ayudando a construirse humanamente, a clarificar su mundo de valores y referencias.
- La comunidad cristiana, en sus diferentes ámbitos -parroquias, movimientos, asociaciones, colegios- debe convertirse en espacio humano y creyente de referencia. Es necesario crear espacios donde la familia pueda tratar con otras familias, donde las relaciones cercanas y cálidas den lugar a la confianza, a la amistad, a la seguridad; donde se pueda compartir y reafirmar la identidad cristiana. Los hijos podrían vivir la fe, celebrarla, convivir en actos festivos, en un marco de participación con otras familias.
- La comunidad cristiana tiene la responsabilidad de formar, sostener y acompañar la fe de los padres mediante procesos de catequesis de adultos, grupos de compromiso.
- Otra responsabilidad de la comunidad cristiana es la de equipar a los padres, prepararles y ayudarles en su labor de educar cristianamente a los hijos. A esto pueden ayudar cursillos específicos, materiales.
Para la reflexión en grupos:
- ¿qué puede hacer, aportar la Diócesis para ayudar en el proceso del despertar religioso?
- ¿qué posibilidades reales tienen las parroquias de ayudar al despertar?
- ¿cómo trabajar la pastoral familiar: estructuras, materiales, cursillos, celebraciones,…?
PUESTA EN COMÚN DE LA REFLEXIÓN POR GRUPOS:
En esencia todos los grupos coincidimos en lo fundamental, y en tener muchos motivos
para la esperanza; los cristianos confiamos en Dios y en el ser humano.
No hay por qué desanimarse, sino todo lo contrario; encuentros como el vivido este día
en nuestra parroquia nos invitan a la esperanza y a seguir con más ánimo y más energía,
si cabe, en nuestra tarea catequética. A continuación extraemos las consideraciones
más evidentes compartidas en la Eucaristía de acción de gracias.
para la esperanza; los cristianos confiamos en Dios y en el ser humano.
No hay por qué desanimarse, sino todo lo contrario; encuentros como el vivido este día
en nuestra parroquia nos invitan a la esperanza y a seguir con más ánimo y más energía,
si cabe, en nuestra tarea catequética. A continuación extraemos las consideraciones
más evidentes compartidas en la Eucaristía de acción de gracias.
- ¿qué puede hacer, aportar la Diócesis para ayudar en el proceso del despertar religioso?
1. Atención a la familia, a la primera presentación de la
Buena Noticia, en muchos casos, y a su renovación, en otros.
Buena Noticia, en muchos casos, y a su renovación, en otros.
2. Marcar unas líneas generales para todos,
que sean de obligado cumplimiento
que sean de obligado cumplimiento
3. Aportar medios y cauces para ayudar a las parroquias
y a las familias en la educación cristiana de los hijos
y a las familias en la educación cristiana de los hijos
4. Aplicación de las nuevas tecnologías a la catequesis
y a la transmisión de la fe
y a la transmisión de la fe
5. Delegar tareas para promover la participación
y la corresponsabilidad
y la corresponsabilidad
6. Implantar el Directorio de la Iniciación cristiana
y darlo a conocer
y darlo a conocer
7. Potenciar la maduración de la fe a través
de grupos de oración, de movimientos eclesiales,
que hagan cristianos realmente convencidos que
transmitan a Dios con su modo de vivir
de grupos de oración, de movimientos eclesiales,
que hagan cristianos realmente convencidos que
transmitan a Dios con su modo de vivir
8. Organizar cursillos, encuentros, convivencias, …
por zonas o por arciprestazgos
por zonas o por arciprestazgos
9. Facilitar personas preparadas, sean sacerdotes. Religiosos o laicos.
- ¿Qué posibilidades reales tienen las parroquias de ayudar al despertar?
1. Familias cristianas estables, creyentes, integradas en
la parroquia que sean agentes de evangelización de las jóvenes familias
la parroquia que sean agentes de evangelización de las jóvenes familias
2. Mantener el contacto con los nuevos matrimonios parroquiales
3. Encuentro con las parejas casadas en el último año
4. Aprovechar los cursillos prematrimoniales y prebautismales
para introducir la temática del despertar religioso
para introducir la temática del despertar religioso
5. Encuentros de padres: reuniones, catequesis, convivencias,…
6. No entender la catequesis como un “preparar para”
sino un proceso progresivo de adhesión a Jesucristo en su Iglesia.
sino un proceso progresivo de adhesión a Jesucristo en su Iglesia.
7. Tener parroquias que sean auténticas comunidades cristianas:
evangélicas, unidas, solidarias, alegres, que testimonien su fe
e inviten con su modo de vida a incorporarse a otros
evangélicas, unidas, solidarias, alegres, que testimonien su fe
e inviten con su modo de vida a incorporarse a otros
- ¿cómo trabajar la pastoral familiar: estructuras, materiales, cursillos, celebraciones,…?
1. Promover la participación de padres, niños, catequistas
y sacerdotes en encuentros a nivel diocesano
y sacerdotes en encuentros a nivel diocesano
2. Implicar a los padres en el dinamismo parroquial,
especialmente en lo referido al despertar religioso
especialmente en lo referido al despertar religioso
3. Trabajar la catequesis conjunta de los niños con sus familias,
siendo el catequista el maestro y acompañante en el proceso de la fe.
A este respecto hay experiencias muy positivas
siendo el catequista el maestro y acompañante en el proceso de la fe.
A este respecto hay experiencias muy positivas
4. Catequesis de adultos,
5. Grupos de padres
6. Hacer celebraciones más participadas, con la colaboración
de padres y catequistas
de padres y catequistas
7. Aprovechar las nuevas tecnologías
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