jueves, 6 de diciembre de 2012

corona de adviento


Primera liturgia semanal con la corona de Adviento

INDICACIONES
La corona sin ninguna vela encendida. Crear un ambiente recogido, con poca luz. Colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies, del que se enciende la primera vela.

PRESIDENTE: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.                 TODOS: Amén.

MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.

LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira como la oscuridad cubre la tierra, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".

MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio, e inclinando nuestras cabezas, vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.

Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo coloca esta corona. Ahora, pues, que empezamos el tiempo de preparación para la Navidad, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta el esplendor de esta corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades.                                                                                                Te lo pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.

MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona.


Segunda liturgia semanal con la corona de Adviento

PRESIDENTE: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.              TODOS: Amén.
MONITOR: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca y debemos prepararnos para recibirlo.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios".

MONITOR: Debemos estar preparados interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude a disponernos cada vez mejor para su venida. (Se deja un momento de silencio)                               M: Elevemos nuestras peticiones a Dios diciendo: VEN SEÑOR JESÚS.

LECTOR:
Te pedimos, Padre, por la Iglesia Católica, para que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.                                                                     VEN SEÑOR JESÚS                                                                                                       Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad.                                        VEN SEÑOR JESÚS                                                                                                     Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que nos esforcemos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo".                               VEN SEÑOR JESÚS                                                                                                    Te rogamos por nuestras familias, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo preparándonos para la venida de tu Hijo. VEN SEÑOR JESÚS                                                                                                           Que nuestra Madre Inmaculada nos obtenga abundantes gracias que nos ayuden a prepararnos, como Ella lo hizo, para recibir al Señor Jesús.
Te pedimos que María aliente nuestros pasos en este Adviento y nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Reconciliador.                                                                                                     VEN SEÑOR JESÚS


Tercera liturgia semanal con la corona de Adviento

PRESIDENTE: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.                 TODOS: Amén.
MONITOR: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. Abramos nuestro corazón, que a veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "La gente le preguntaba: "Pues ¿qué debemos hacer?" Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?" Él les dijo: "No exijáis más de lo fijado". Preguntaron  unos soldados: "Y nosotros ¿qué debemos hacer?" Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada". Como el pueblo estaba a la espera, todos pensaban si Juan no sería el Cristo; respondió Juan a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga". Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva".

MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Recemos juntos la oración.
Brillante Luna de la Nueva Evangelización, que con tu fulgor iluminas la noche por la que tantos deambulan sin rumbo, alumbra todo humano caminar con la luz del Señor Jesús  que sin igual sabes reflejar. Que así sea. Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.






Cuarta liturgia semanal con la corona de Adviento

PRESIDENTE: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.               TODOS: Amén.

MONITOR: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas: "En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; y ¿de dónde que la madre de mi Señor venga a mí? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" Y María dijo : "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su sierva, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada."

MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento.
(Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona el canto)
Invoquemos a María, Madre de los creyentes, por nuestras necesidades, diciendo: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR.

MONITOR: Oremos.
Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestra súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


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